La princesa y la bruja
Había una vez una princesa con un cabello largo, muy largo. Tan largo era que todas las noches una bruja se lo peinaba despacito durante mucho rato y le hacia una trenza para que pudiera dormir sin enredarse.
Un día la bruja se aburrió de peinar a la princesa y planeó una maldad. Como siempre peinó el largo pelo y lo trenzó bien fuerte. Esperó a que la princesita se durmiera y en puntas de pie se acercó a la cama con una enorme tijera de plata, cortando la pesada y larga trenza. Luego la escondió, felíz de no tener que peinar más ese pelo.
Pero sucedió que a la mañana siguiente la reina fue a darle el beso de buen día a su hijita y vio la maldad de la bruja. Furiosa hizo que trajeran a la malvada a su presencia, ordenándole que devolviera la trenza a su lugar y sin que quede rastro de haberla cortado. La bruja mala se negó y todos buscaron el tesoro por todo el reino sin hallarlo. Cuando ya cansados de buscar, los mas sabios se pusieron a pensar, encontraron la trenza en un arcón antiguo en la habitación de la vieja bruja.
El castigo fue ejemplar: tendría que peinar, cada noche y cada mañana, el largo, largo cabello de la princesa durante el resto de su vida. Y sin usar la magia.
Cuentos pequeñitos, inédito (1994)Susana Siveau
Había una vez una princesa con un cabello largo, muy largo. Tan largo era que todas las noches una bruja se lo peinaba despacito durante mucho rato y le hacia una trenza para que pudiera dormir sin enredarse.
Un día la bruja se aburrió de peinar a la princesa y planeó una maldad. Como siempre peinó el largo pelo y lo trenzó bien fuerte. Esperó a que la princesita se durmiera y en puntas de pie se acercó a la cama con una enorme tijera de plata, cortando la pesada y larga trenza. Luego la escondió, felíz de no tener que peinar más ese pelo.
Pero sucedió que a la mañana siguiente la reina fue a darle el beso de buen día a su hijita y vio la maldad de la bruja. Furiosa hizo que trajeran a la malvada a su presencia, ordenándole que devolviera la trenza a su lugar y sin que quede rastro de haberla cortado. La bruja mala se negó y todos buscaron el tesoro por todo el reino sin hallarlo. Cuando ya cansados de buscar, los mas sabios se pusieron a pensar, encontraron la trenza en un arcón antiguo en la habitación de la vieja bruja.
El castigo fue ejemplar: tendría que peinar, cada noche y cada mañana, el largo, largo cabello de la princesa durante el resto de su vida. Y sin usar la magia.
Cuentos pequeñitos, inédito (1994)Susana Siveau